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En el frente del Evros mueren los derechos humanos y el periodismo libre, por Javier Bauluz

Aqui os dejamos el articulo de Javier Bauluz
Hemen uzten dizuegu Javier Bauluz-en egungo artikulu bat.
En el frente del Evros mueren los derechos humanos y el periodismo libre, por Javier Bauluz

Crónica del fotoperiodista Javier Bauluz desde la frontera entre Grecia y Turquía. En este enlace, la fotogalería del autor.


Acabo de salir de la zona fronteriza entre Turquía y Grecia tras 10 días de investigación periodística sobre el terreno. Mis principales conclusiones son que las personas refugiadas que están intentando llegar a Europa están siendo usados como “carne de cañón” y campo de batalla para la propaganda interesada, a través de patrañas, de los principales actores implicados: los gobiernos de Turquía y Grecia, la Unión Europea y el nuevo fascismo internacional.

Las principales víctimas de este juego son los derechos humanos de los refugiados y de los ciudadanos “libres”. Grecia ha suspendido el derecho fundamental a solicitar asilo, invocando la reciente sentencia del Tribunal Europeo de Derecho Humanos sobre el caso en Melilla, que “gracias” al recurso del ministro español Marlaska “justifica” que los humanos no tienen derecho a pedir refugio sino entran legalmente, cosa imposible, en territorio europeo.

La Unión Europea apoya implícitamente esta suspensión “temporal” de los derechos humanos al participar activamente, también con numerosas fuerzas policiales del Frontex, en el cierre absoluto de la frontera griega con Turquía. Los pocos que han conseguido pasar son internados en un campo secreto, donde son maltratados, según investigación de The New York Times o hacinados en un barco militar en la isla de Lesbos, pendientes de su deportación, considerada ilegal por organizaciones defensoras de DDHH.

El uso desmedido de la fuerza europea incluye palizas, robos de pertenencias personales, móviles y “devoluciones” ilegales en frontera del río Evros, según testigos heridos que he entrevistado, y lanzamiento continuo de gases lacrimógenos, que he fotografiado y filmado en dos días dentro de la “Intifada» al pie del muro de Europa, así como el uso de munición de armas letales, que escuchado silbar a muy pocos metros y contabilizado el sonido de más de 100 disparos, aparentemente de armas de guerra.

Según el gobierno turco se han producido decenas de heridos y hasta tres muertos por balas europeas, en el paso fronterizo de Pazarkule, cosa que niega rotundamente el gobierno griego. Aquí radica la violación de los derechos de los ciudadanos europeos, ninguna de esas dos fuentes gubernamentales es creíble, ya que ambas prohíben absolutamente el acceso libre, verificación y documentación de periodistas independientes en ninguna de las dos orillas del Evros, el largo río fronterizo donde se producen estos hechos y que ahora ha sido inundado al abrir las compuertas de las presas de la europea Bulgaria.

En el paso de Pazarkule, Edirne, Turquía ha conformado un improvisado campo de refugiados, en condiciones mucho más miserables que las del fatídico campo de Idomeni en 2015. Miles de personas desesperadas creyeron las palabras del gobierno turco de que la “puertas de Europa están abiertas” y se encontraron atrapados en tierra de nadie tras pasar la abierta frontera turca y totalmente cerrada la griega.

Miles fueron transportados en cientos de buses desde Estambul, en connivencia con las autoridades turcas, como ariete para conseguir el apoyo de Europa en su enfrentamiento militar contra las tropas de Assad en la zona fronteriza con Idlib, Siria, donde se agolpan más de un millón de refugiados que huyen de la carnicería causada por las bombas de aviones rusos y del régimen y de innumerables fuerzas terrestre enviadas por el gobierno de Irán.

La batalla del Evros está siendo ganada militar y discursivamente por los nuevos fascismos que ahora experimentan un empuje extra a su imparable ascenso iniciado en enero de 2016 con la excusa de la defensa de Europa contra la invasión de los “peligrosos terroristas” refugiados. En estos días he sido testigo, junto al admirado veterano periodista Javier Espinosa, de los testimonios de diversos ciudadanos griegos, henchidos de “patriotismo”, que organizados en brigadillas de civiles armados se han convertido en cazadores de refugiados en la frontera, en reconocida connivencia con alcaldes, policía y ejército. Y que repiten las mismas frases, ideas y discurso de los fascistas, franceses, belgas y griegos, algunos eurodiputados de Le Pen, que también pudimos escuchar en el frente del Evros durante su reciente visita en apoyo de la “defensa de la civilización cristiana europea”.

Mientras tanto, según me cuentan amigos y fiables periodistas, en la isla de Lesbos, los grupos fascistas imponen su vieja ley y con absoluta impunidad se permiten quemar la precaria escuela de niños refugiados en Moria y varios centros de la ONU y ONGs, mientras atacan con palos, cadenas y piedras a periodistas, cooperantes humanitarios y refugiados ante la pasividad total de las autoridades griegas y europeas que internan a los refugiados, recién llegados en botes, en la bodega de un barco militar sin el derecho humano a pedir asilo.

Por último, quiero contar una anécdota personal que explica la dificultad de ejercer el periodismo en estos tiempos de cólera, patrañas y propaganda. Hace unos días fui detenido, bruscamente, por cinco policías secretos turcos, sin identificarse, mientras documentaba, al pie del muro de Europa, la “intifada” de los refugiados contra la policía griega. Me metieron en una jaula al aire libre, donde respiraba los gases griegos, en un puesto del ejército turco. Después de pasarme por varios cuerpos armados me encerraron, esposado, en un furgón de la Gendarmería y horas después me pusieron en libertad, sin cargos, ni explicaciones, después de obligarme a elegir entre salir libre a cambio de borrar mi trabajo. La prensa está confinada a tres kilómetros del paso fronterizo de Pazarkule.

Cuando escribo este texto, en la casi vacía plaza de Cascorro, Madrid, un equipo de televisión entrevista a algunos madrileños sobre el coronavirus que reina en medios y corazones. Mientras, el virus del nuevo fascismo infecta a una Europa vencida por el inducido miedo a las falsas invasiones bárbaras. Ya lo dijo Le Pen en su campaña electoral en 2016: “El viento de la Historia
ha cambiado”.

La libertad de información y los derechos humanos agonizan en el frente del Evros.

Javier Bauluz

 

Enlace del articulo entero:

https://www.hospitalidad.es/en-el-frente-del-evros-mueren-los-derechos-humanos-y-el-periodismo-libre-por-javier-bauluz/

Etiquetas: Grezia

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