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    Kurdistan. El espejismo siempre vivo de la independencia

    Alain Gresh. Viento Sur.
    Tras un largo eclipse, los kurdos están de nuevo en el centro de los acontecimientos en Próximo Oriente. La descomposición de Irak así como la guerra de Siria, han favorecido sus aspiraciones nacionales. Sin embargo, el viejo sueño de independencia sigue siendo tributario de la actitud de las potencias regionales e internacionales a la vez que trabado por las profundas divisiones de las organizaciones kurdas.

    En este fin del mes de enero de 2016, Erbil, la capital de la región autónoma del Kurdistán de Irak (Kurdish Regional Gobernment, KRG) rebosa de rumores sobre la independencia, sobre la separación del Estado de Irak, sobre un referéndum de autodeterminación.

    En una entrevista al diario británico The Guardian (22 de enero), el presidente del KRG Massud Barzani afirmaba que la independencia no había estado nunca tan cercana y que los dirigentes del mundo habían comprendido finalmente que las fronteras del Próximo Oriente tal como habían sido definidas por los acuerdos Sykes-Picot de 1916 ya no eran actuales. Según la prensa local, reiteró estas declaraciones ante el general Lyold Austin, jefe de la United States Central Command (Centcom), en visita a Erbil. Algunos días más tarde, a comienzos de febrero, anunciaba la organización de un referéndum sobre la independencia.

    La espectacular evolución de la situación regional explica esta reaparición de la “cuestión kurda” en el Próximo Oriente. La ofensiva de la organización del Estado Islámico (EI) del verano de 2014 no solo llevó a la conquista de Mosul por el grupo radical, sino también al hundimiento del ejército iraquí. Los peshmergas se aprovecharon de ello para tomar Kirkuk, una ciudad reivindicada desde hace mucho por los kurdos (pero poblada en un 50 % por no kurdos) y muy rica en petróleo. Lo esencial de los territorios reivindicados por los kurdos en Irak ha pasado ya a estar bajo su control, con las riquezas energéticas correspondientes. ¿Tienen ya los medios para su independencia?.

    Entre Erbil y Souleimaniya, la carretera asfaltada se estira a lo largo de más de doscientos kilómetros. Durante decenios, una sola vía asfaltada unía el este y el oeste de la región. Había sido construida entre 1928 y 1932, en tiempos de la colonización británica, por un ingeniero neozelandés, Archie Hamilton; ha mantenido su nombre. Había contribuido a romper el aislamiento de esta región montañosa, en los confines de Turquía e Irán. Desde esos lejanos tiempos, no se trazó ninguna otra carretera este-oeste: el gobierno central iraquí prefirió crear los ejes de carretera norte-sur, que conducen a Bagdad. No había que favorecer ni la unidad del Kurdistán iraquí, ni su autonomía. Pero la caída de Saddam Hussein en 2003 y la creación del KRG en el marco de la nueva Constitución iraquí de 2004 permitió el desarrollo de una red de carreteras más densa, por no hablar de aeropuertos internacionales en Erbil (2003) y Souleimaniya (abierto en 2005) mientras que el de Dohouk debería estar acabado en los próximos meses si la crisis económica lo permite.

    A medio camino se levanta Koye, una ciudad media de un centenar de miles de habitantes, dotada ya de una universidad. Seguimos en el corazón del KRG y sin embargo sometidos a un control puntilloso cuyo objetivo no es solo de seguridad, sino indicar que pasamos a estar bajo otra autoridad. Aquí comienza la provincia de Souleimaniya. No es ya la bandera del KRG adornada con un sol luminoso -viejo simbolo zoroastriano- la que ondea, sino los estandartes verdes de la Unión Patriótica del Kurdistan (UPK), dirigida por Jalal Talabani. La carretera está jalonada de fotos de combatientes de la UPK caídos en la resistencia contra el EI. El KRG cuenta administrativamente con cuatro provincias: Erbil, Dohouk, Souleimaniya y el más nuevo, Halabja, la ciudad mártir en la que las tropas de Saddam Hussein gasearon a los kurdos en 1988. Está dividido políticamente en dos, las dos primeras provincias están controladas por el Partido Democrático del Kurdistán (PDK) de Mahmud Barzani, el hijo de Mustafa Barzani, figura tutelar de la lucha kurda, los otros dos por la UPK. Existe ciertamente un gobierno de unión nacional, pero su autoridad es bastante relativa. Así, cada uno de los dos partidos recluta sus propios combatientes, los forma en una academia militar separada, decide o no enviarles al frente. En el curso de la historia reciente, PDK y UPK se han enfrentado a menudo con las armas en la mano, no dudando el primero en 1996 a llamar a los tanques de Saddam Hussein para rechazar a su rival. En 2009 surgió una tercera fuerza, Goran (el cambio), para oponerse a los dos partidos históricos; se ha convertido rápidamente en la segunda fuerza electoral del país, tras el PDK (ver resultados electorales en el anexo).

    La “prisión roja” de Souleimaniya

    Souleimaniya aparece al fin, junto a los contrafuertes nevados del Zagros, la mayor cadena montañosa de Irak, que se prolonga en Irán. Con su millón de habitantes, sus universidades, sus cafés en los que se reúnen jóvenes ávidos de discusiones, donde se pueden ver juntos retratos del Che Guevara, de Jean-Paul Sartre y de Marylin Monroe, se ufana de ser la capital intelectual del KRG. Se señala pérfidamente que Erbil solo se convirtió en “capital” por la voluntad de Saddam Hussein que, en 1974, firmó un acuerdo sobre la autonomía kurda.

    Ningún otro sitio como la “prisión roja” permite comprender el calvario de los kurdos, pero también su capacidad de resistencia en la desgracia y la permanencia de su sueño de independencia. En este centro de detención estuvieron encerrados miles de militantes. Ako Gharib, antiguo peshmerga y antiguo detenido, que tiene ahora 55 años, pintor, presidente de Dialog, una asociación de amistad franco-kurda, director de este museo, lo hace visitar a los extranjeros, también a los escolares, para que no olviden jamás.

    En el patio está terminándose una estatua de cinco metros de altura figurando un ángel conquistador, más bien femenino (aunque los ángeles no tengan sexo), vestido a la moda kurda, con el brazo levantado hacia el cielo: será ofrecida a la ciudad de Kobane, símbolo de la resistencia contra el EI. Cuadros y figuras de cera evocan la epopeya de la resistencia. “Las montañas, las únicas amigas de los kurdos”, se puede leer en una leyenda. En varias salas se recuerdan las diferentes torturas a las que era sometido cualquier sospechoso. Un amplio espacio está consagrado a las operaciones denominadas “Anfal”, numeradas de 1 a 8, llevadas a cabo por Saddam Husssein entre 1988 y 1989: condujeron al exterminio de varias decenas de miles de kurdos, gaseados o asesinados uno a uno a balazos. Miles de fotos de identidad de personas “desaparecidas” tapizan sobriamente las paredes. Varios países europeos han reconocido Anfal como un genocidio.

    Un frente de 1000 km de largo

    En la cafetería ambientada como salón kurdo, con sus cofres y objetos tradicionales, alrededor de una amplia mesa, se reagrupa una decena de peshmergas, entre ellos tres mujeres, que vuelven del frente. Otros, de más edad, miembros del UPK, explican que van regularmente a la primera línea a transmitir su experiencia militar a los más jóvenes. Sin embargo, es un responsable del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) de Turquía quien dirige los debates. “Luchamos en cualquier lugar en el que se plantee el problema kurdo”, explica para justificar su presencia. Su organización jugó un papel importante en la resistencia contra la ofensiva del EI en el verano de 2014: en algunos días, los 100 000 soldados del ejército iraquí se volatilizaron, el califato se amplió en mil kilómetros, conquistó Mosul y avanzó en territorio kurdo hasta Erbil. “No estábamos preparados, confirma un cuadro del UPK, un largo período de paz nos había desarmado. Pero todos los partidos kurdos han participado en la resistencia y la reconquista”. Evocan los métodos de combate del EI, su política de terror, su utilización de los comandos suicidas, el papel central que juegan en él los voluntarios extranjeros: la mayoría de los pasaportes recogidos en los cadáveres en su contraofensiva no eran iraquíes. Se quejan también de su armamento obsoleto y del poco material militar que reciben de Occidente.

    El frente se extiende desde entonces a lo largo de más de 1000 km de largo; sin embargo, en 600 km los peshmergas no hacen frente al EI sino a las milicias árabes chiitas iraquís que consideran como su próximo adversario. No se ha llegado a ese punto y el adversario, por el momento, es el EI; pero está también Turquía. “El proyecto del Estado Islamico, precisa un cuadro del PKK, es un proyecto de Ankara contra los kurdos y mañana contra Europa”. A medida que se prolonga la conversación, las pullas contra el PDK se multiplican y algunos miembros del UPK llegan hasta a acusar a esta organización de “traición”, de acuerdo secreto con Ankara.

    Turquía, ¿aliado “natural”?

    “Turquía es nuestra salida hacia Europa y más allá, sobre todo teniendo en cuenta que Irán ha estado mucho tiempo golpeado por sanciones y que Siria está hundida en la guerra. Al comienzo, nuestras relaciones con Ankara han sido difíciles, al ser los turcos hostiles a toda autonomía kurda; en 2008, incluso concentraron 100 000 soldados ante nuestras fronteras”. Pero luego, la posición de Ankara se ha flexibilizado y las relaciones con Erbil se han reforzado. El hombre que habla, Mustafa Bakir, cincuentón, perfectamente anglofono y arabofono, es un cuadro influyente del PDK, cercano al primer ministro, ministro él mismo. ¿Su título? “Jefe de departamento de oficinas extranjeras” del KRG. Tras su sillón, en su oficina de Erbil, coexisten dos banderas, la kurda y la iraquí. Oficialmente, no existe ministerio de asuntos exteriores, al estar esta función “soberana” reservada al gobierno de Bagdad, según la Constitución de 2004. Sin embargo, el KRG acoge a una treintena de representantes de países, a menudo consulados, y espera con impaciencia la anunciada apertura de un consulado general de Arabia saudita. Dispone también de una quincena de representaciones en el extranjero.

    El ministro es consciente del entorno regional hostil, del aislamiento del KRG sin acceso al mar. Turquía, insiste, aparece como un aliado “natural”: contrariamente a los demás vecinos, es importadora de las energías que abundan en Kurdistán -en particular desde la conquista de Kirkuk pro los peshmergas-, puede proporcionar al país muchos de los productos que necesita y las empresas turcas juegan un papel importante en la construcción. Desde el verano de 2014, los flujos de petróleo y de gas de Kirkuk han cambiado de sentido, van ahora hacia el norte en lugar de pasar por Bagdad. Turquía es ya el primer inversor extranjero en el KRG.

    ¿Se han complicado las relaciones con Ankara por el relanzamiento de la guerra contra los kurdos de Turquía, como muestra el bloqueo de la frontera a mediados de diciembre, que ha durado 22 días?. La respuesta del ministro es prudente: “No consideramos al PKK como una organización terrorista, explica. Les hemos animado a aceptar un alto el fuego. Pero no quieren jugar el juego político”. Si considera que las “reacciones turcas” son “desproporcionadas”, es poco probable que sus sentimientos “moderados” sean compartidos por la opinión kurda que ve a los tanques turcos bombardear las ciudades del sureste del país y que atribuye al PKK la victoria de Kobane.

    Una ruptura con Bagdad

    Las relaciones con Bagdad están en el corazón de las preocupaciones de Bakir. “No estamos ni integrados en Irak, ni somos independientes. Durante mucho tiempo, hemos luchado con la consigna de “democracia para Irak, autonomía para los kurdos”. Pero el poder de Bagdad no aceptaba negociar con nosotros más que cuando era débil; en cuanto se reforzaba, se echaba atrás de sus compromisos”.

    El ministro sigue siendo optimista sobre las perspectivas de independencia. Sin embargo, el KRG sigue siendo apoyado por los Occidentales, en particular en el plano militar por los Estados Unidos (y también por Francia, que posee una base allí). Estos aliados son más que prudentes sobre la división de Irak. Piensa que “si proclamamos nuestra independencia, los turcos no estarán contentos, pero la aceptarán. Sencillamente, es preciso que Europa nos apoye”. Sin embargo, de los veintiocho países de la Unión Europea, solo los checos y los húngaros -que estuvieron entre los más fervientes partidarios de la invasión militar de Irak en 2003- han hecho declaraciones en este sentido. Irán sigue siendo hostil a tal perspectiva; en cuanto a Rusia, ésta ha reforzado estos últimos meses su relaciones con Bagdad y Teherán e incluso ha abierto una representación en Moscú de una oficina del PYD, la rama siria del PKK. En fin, Irak es hostil a todo planteamiento unilateral, aunque las relaciones con el KRG estén prácticamente congeladas desde que el acuerdo sobre el reparto de los recursos presupuestarios -el 17 % de los gastos de Irak deberían ser asignados al KRG- ha sido suspendido: Bagdad no dispone de ningún medio de presión.

    En Erbil como en Suleimaniya, lo que llama la atención a primera vista son tanto los sueños de grandeza económica como su hundimiento. Cohabitan construcciones faraónicas e incontables construcciones paradas que parecen decorados de ciencia ficción. Los hoteles de lujo relucientes, nuevos, abundan, pero las habitaciones están vacías. Las amplias galerías comerciales están vacías. En pleno corazón de Suleimaniya, Pak city quería ser el barrio emblemático de los nuevos ricos, con sus edificios de una quincena de pisos, impecables, rodeados por un largo muro destinado a protegerles; pero cuatro construcciones de una treintena de pisos, inacabadas, dan fe del fin de los sueños. En muchas de estas residencias para privilegiados, la mitad de las casas están vacías.

    Hundimiento económico

    El hundimiento de los precios del petróleo ha llegado hasta aquí. Sin embargo, hace aún algunos meses, Kurdistán se veía como el nuevo Dubai; se hablaba de “oportunidades ilimitadas” (Kurdistan Review, 2015) para los inversores extranjeros. Y se cerraban los ojos ante una corrupción que había permitido la construcción rápida de grandes fortunas, a menudo ligadas al PDK y a la UPK.

    La amplitud de la crisis amenaza los fundamentos mismos del KRG. Los funcionarios, que forman lo esencial de los asalariados -su número se sitúa en alrededor de 1,5 millones para una población global de unos 7 millones de personas /1- no han sido pagados desde hace meses. Los propios peshmergas -alrededor de 200 000 según las estimaciones, muchos de los cuales reparten su tiempo entre el frente y su trabajo regular-, cobran su sueldo muy de vez en cuando. Informaciones dadas por la prensa alemana señalan incluso que fusiles de asalto y armas ligeras proporcionadas por Berlin han sido vendidas en los mercados públicos.

    “Podríamos alimentar a 50 millones de personas con nuestros recursos. Hemos derrochado los recursos del petróleo en lugar de construir una economía independiente, afirma Jalal Jawhar, responsable de Goran, antiguo miembro del Buró Político de la UPK. El dinero ha sido desviado por manos sucias”. No se ha hecho ningún esfuerzo serio para desarrollar la agricultura y en los mercados hay naranjas importadas, no la producción local. Sin embargo, en un Próximo Oriente golpeado por la sequía, la región es una de las mejores dotadas en agua. Hoy, numerosos kurdos intentan emigrar, prosigue. Y la catástrofe de diciembre de 2015 en la cual 24 kurdos murieron ahogados en el mar Egeo intentando alcanzar Grecia ha suscitado una fuerte emoción. Goran parece dispuesto a surfear sobre la ola de descontento y organiza huelgas y manifestaciones que toman a veces un giro violento.

    Las deudas se acumulan, las empresas no logran cobrar y muchas de ellas se van del país. Si Lafarge, el primer inversor no petrolero en Kurdistán con sus tres cementeras, y Carrefour resisten, hay rumores persistentes que anuncian la salida de Total. Al no estar reconocido como Estado, el KRG no puede disfrutar de préstamos soberanos de otros Estados (solo Turquía se ha prestado a ello) o de las instituciones internacionales.

    El desafío de la unidad

    Esta crisis amenaza las conquistas, aún frágiles, del KRG: multiplicación de las universidades, coexistencia -aunque sea menos idílica de lo que dicen las autoridades- con las minorías (en el KRG se prefiere hablar de “partenaires” -socios), redes de carreteras en la región, infraestructuras urbanas en las ciudades, desarrollo urbano, restauración de viejos monumentos y de casas tradicionales, servicios de saneamiento urbano, avances jurídicos en lo referido a los derechos de las mujeres, en particular la lucha contra las mutilaciones genitales de las mujeres, más comunes aquí que en Irak, etc.

    Estos inmensos desafíos están agravados por el peso de los refugiados (1,5 millones de personas desplazadas iraquíes y cerca de 300 000 refugiados sirios). Acorralado por su entorno geográfico, debilitado económicamente, ¿puede el KRG forzar el destino, como piensa el presidente Barzani y acceder a la independencia? La respuesta está en manos de los políticos, pero sus divisiones siguen siendo un obstáculo difícilmente superable. Todos los partidos apoyan la idea de la independencia, pero continúan enfrentándose entre sí. La enfermedad de Jalal Talabani, que le mantiene apartado de la vida política, ha agravado las luchas en el seno de la UPK. El mandato del presidente Barzani ha llegado a su final en 2015 sin que se haya podido encontrar un consenso para su prórroga. Goran ha sido expulsado del gobierno de unión nacional y multiplica las convocatorias de manifestaciones. ¿Cómo imaginar así una reacción unitaria sin embargo indispensable para el acceso a la independencia?

    Notas

    1/ Las cifras varían de forma muy sensible, en particular con la toma del control de Kirkuk.

    Los cinco partidos principales del Kurdistán iraquí y sus resultados en las elecciones de noviembre de 2013

    El Parlamento cuenta con 111 escaños, de los cuales 11 están reservados para las minorías turkmena, asiria y armenia.

    Partido Democrático del Kurdistán: 37,8% de los votos (38 escaños)

    Goran: 24,2% (24 escaños)

    Unión Patriótica del Kurdistán: 17,80% (18 escaños)

    Unión Islámica del Kurdistán (próxima a los Hermanos Musulmanes): 9,5% (10 escaños)

    Grupo Islámico del Kurdistán (salafista): 6% (6 escaños)

    Otros pequeños partidos han obtenido un electo, como el Partido Comunista y el Partido Social Demócrata.

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