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    se cumplen dos años del acuerdo EU-Turquía

    Texto: #MugakZabalduz

    Foto: Hibai Arbide

    Hoy,18 de marzo de 2018, se cumplen dos años del acuerdo EU-Turquía: un círculo vicioso de sufrimiento y cinismo, por parte de la Unión Europea y sus Estados miembros. La UE decidió fallar, nuevamente, a las miles de personas que salimos a las calles para pedir que no se firmara el vergonzoso acuerdo, que comprometía el derecho al asilo y la libre circulación, al acordar el retorno a Turquía de las personas que buscan "seguridad" en Europa.


    Desde hace dos años, nada ha cambiado: alrededor de 60.000 personas siguen varadas aquí, en Grecia, y aun siguen llegando a sus costas. Ayer se recuperaban los cuerpos de 14 personas en el mar Mediterráneo, frente a una isla griega en el este del Egeo tras el hundimiento de un bote. Números que para algunos, engordarán la cifra de más de 400 muertos en los primeros meses de este 2018.

    Por no hablar de la interminable miseria y desesperación de las personas, que siguen atrapadas en tiendas de campaña, o en los contenedores abarrotados a la espera de una solución que no llega.
    Son ellas quienes pagan el coste real de este sucio acuerdo. Sin otras alternativas, las personas que huyen de países como Siria, Irak, Kurdistan y Afganistán, entre tantos otros ... continúan arriesgándolo todo a diario para llegar a territorio europeo, por las peores rutas.

    Mientras tanto, Bruselas propone desembolsar otros 3.000 millones de euros a Turquía (un país autoritario donde a diario se cometen numerosas violaciones de los Derechos Humanos) en concepto de ayuda a los y las "refugiadas". Un dinero supuestamente clave para la reducción de las llegadas de demandantes de asilo a las costas griegas; pero en lugar de utilizar estos fondos para reasentar y dar una acogida digna a las personas que malviven en los mal llamados campos de refugiados, Europa invierte en la militarización del Mediterráneo y en la construcción de vallas y muros, como en nuestra frontera sur.


    Este acuerdo, además, no ha servido para detener la llegada de personas migrantes a Europa. Tan sólo les ha forzado a buscar vías alternativas a través del Mediterráneo y, con ello, a exponerse a mayores peligros.
    Seguiremos oponiéndonos con firmeza a un acuerdo que no se centra en la protección, sino que, por el contrario, parece deliberadamente destinado a producir más sufrimiento para quienes intentar llegar a Europa, con la idea de que esto disuadirá a otros de emprender la ruta. No sólo es cruel, sino que simplemente, no funciona.

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