Euskara
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    HASIERA

    Canarias Ni Cárcel ni tumba

    Este fue el lema principal de una caravana que marcaba las Islas como paradigma de un Política Migratoria criminal que se abandera de la vulneración de derechos como dogma. Este lema, que gritamos tantas veces durante estos días, encierra todo un imaginario construido por esta Europa Fortaleza que, bajo la excusa de cerrar sus muros, ha creado toda una infraestructura para encerrar a personas coartando su derecho a migrar y condenando sus proyectos de vida a una espera eterna llena de incertidumbre y maltrato, y haciendo de todo ello un negocio lucrativo y rentable. Es lo que veníamos denunciando desde siempre: la Necropolítica Migratoria basada en la construcción de quien no debe tener derechos, de quienes están sometidos a un control de acceso constante, a la constante sospecha que les obliga a validar sus propias vidas, sus propios cuerpos. Una Necropolítica que como señalaba el creador del concepto, Achille Mbembe exige repensarse, reconocerse y desconocerse, construir una memoria “desde abajo” sanadora y desvictimizadora, capaz de proyectar un futuro común. 
    Es complicado resumir la situación de estas Islas en un texto, porque las palabras se quedan cortas para tanta desidia, tanta barbarie, tantos derechos vulnerados, es complicado mirarse al espejo de tanta deshumanización y no estallar. Aun así encontramos el camino, porque ya estaba trazado, cientos de manos y voces presentes en Canarias apoyando la lucha de quienes quieren vivir más allá de los muros, redes de solidaridad que tejieron el hilo que aunaba todos los actos de protesta, cada manifestación, cada performance, cada comunicado, cada asamblea tenía un sentido común: defender la vida más allá de los intereses de un sistema que nos oprime de mil diversas maneras, generando violencias estructurales, frente a las que si no resistes en comunidad, te aplastan.
    Han sido unos días de denuncia activa, de visibilización, de encuentro y de escucha. Hemos recorrido calles, ocupando un espacio que nos pertenece por derecho y por el que la libre circulación estaba constantemente vigilada por las mismas fuerzas de seguridad que coartan las vidas de las personas migradas y racializadas a diario. Cientos de voces gritando los mismos lemas que cada una habíamos gritado en nuestro territorio por separado. Esta vez lo hemos hecho juntas, acompañadas de las compañeras migradas que reclamaban Libertad, un derecho fundamental que les ha sido arrebatado, señalando a lxs responsables políticos de esta Política Migratoria atroz: las instituciones y entidades que perpetúan la lógica discriminatoria por acción y/o omisión.
    Llegábamos a Canarias para unirnos a la lucha de las compañeras que allí viven, que llevan organizándose y sosteniendo la situación de manera incansable, tejiendo redes de apoyo desde una conciencia antirracista, sabedoras de que esta situación no es casual, que no se trata de una “emergencia humanitaria” si no de un plan orquestado por quienes pretenden seguir sosteniendo el sistema de privilegios a costa de las vidas de otrxs, deshumanizando los procesos migratorios a través del maltrato institucional y la violación continua e impune de derechos. Faltaban muchas, no sólo las que no han llegado, las que están en tránsito, faltan todas las detenidas, las bloqueadas, las vulneradas, las precarizadas, las invisibilizadas, las que están resistiendo desde otros lados, en los márgenes creados para ellas.
    Y aterrizando en nuestra tierra, toca reposar todo lo vivido, toca seguir tejiendo, seguir (des)aprendiendo, seguir construyendo la vida desde abajo. Toda esta lucha antirracista, como tantas veces se dijo en la Caravana, necesita de cómplices, no de aliadas curiosas, necesita organizar la rabia y estructurar la desobediencia a un sistema injusto en el que no creemos y que no cree en nosotras.

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